BARRIO A BARRIO | Añaza

Odisea Añaza 2022/24: el equipo de fútbol que renació de sus cenizas y ‘subió’ el barrio a Preferente

La institución se ha convertido en un fenómeno social en las dos últimas temporadas

Dos ascensos en dos años: el primero, invicto; en el segundo batieron al Restinga en su casa tras 3 años

Su directiva encarna la evolución de un barrio que cambió las páginas de Sucesos por las de Deportes

Humberto Gonar

Humberto Gonar

Añaza es fútbol, Añaza es lucha, Añaza es perseverancia. Con estas palabras evidencia Sabrina Martín, del Distrito Suroeste, su pasión no solo por el deporte sino en particular por el club rojinegro que el pasado domingo 23 de junio lograba el ascenso a la Categoría Preferente después de ganar 1-4 al Restinga, de El Hierro.

Con entusiasmo, Aarón Vargas, el presidente del club; Eduardo Delgado Lalo, el míster; Mariano Marza y Javi Lardín –uno de los jugadores incondicionales e iconos del barrio– rememoran en la cafetería LaFactoriia la Odisea Añaza 2022/24 que incluye dos temporadas. La pandemia del Covid también afectó pasó factura por cuestiones administrativa de orden interno al equipo de fútbol que nació en 1990. Tras temporadas sin salir al césped, hace dos años se puso al frente del club Aarón Vargas, quien sumó a la aventura a su otro compañero de infancia y fatigas, Moisés Baute, y juntos, aprovechando que son una referencia y la admiración que le profesan muchos en el barrio, emprendieron la resurrección del club.

Aarón y Moisés encarnan la evolución de la Añaza que cambió las páginas de Sucesos por las de Deportes, dejando en el olvido algún episodio propio de una serie policíaca con argumento de paleros. El presidente, promotor artístico en la actualidad de figuras de proyección internacional como Maikel Delacalle; su mano derecha, Moisés, tres veces campeón de mundo en deportes de contacto. «A mi el deporte me ha salvado la vida», asegura Moi, que recuerda su paso por la escuela de boxeo del barrio Sombrita. De hecho, en los inicios de equipo Añaza, en 1992, jugó como infantil.

Juntos decidieron rescatar todos a una el orgullo de barrio, un reto en el que jugó un papel fundamental la incorporación de Lalo, el entrenador, que también tiene a gala su condición de niño de barrio. Nacido en Chimisay, criado en Candelaria y que conoce hace más de veinte años a Aarón, a quien considera, según el momento, un padre, un hermano, un amigo...

Mariano Marza –todo un personaje no solo en el club sino también en el barrio, de donde procede– media para recordar que el Añaza ya estuvo en la Categoría Preferente, antes de la pandemia, si bien aguareció se aguareció un año y a la siguiente tuvo que vender la plaza al Real Unión para afrontar las deudas...

Hoy Añaza vuelve a lo más alto gracias a dos campañas en las que directiva, entrenador y equipo técnico, plantilla y todo el barrio se han hecho uno. «El primer año cada jugador se pagó su propia ficha», explica Lalo, mientras el histórico Lardín recuerda que el primer día del renacer de las cenizas del equipo había cuarenta jugadores que dieron el paso al frente para sacar al equipo. «Y se quedaron 23 porque, reconociendo que había muchos jugones, les explicamos que preferíamos elegir a gente del barrio». Eso fue en la primera temporada del renacer en la que el Añaza acabó invitó. «Cinco partidos antes de que acabara la temporada ya éramos líderes y habíamos ascendido pero Aarón se empeñó en acabar invictos, como así consiguió el equipo». Así se fraguó el ascenso de Segunda a Primera Regional.

El segundo asalto de esta odisea llegó en la campaña que finalizó el domingo, cuando el equipo logró el pase a la Categoría Preferente de cara a la nueva campaña, y lo logró ante el todopoderoso Restinga, que llevaba tres años invictos en su casa hasta que se topó con el Añaza, para caer derrotada 1-4 en su casa. No fue el ascenso de un equipo, sino de todo un barrio, como quedó de manifiesto la tarde del domingo, cuando Añaza en peso se echó a la calle para recibir a su equipo en la avenida que pasa junto al campo de fútbol.

«Es un ascenso logrado con el apoyo incondicional de la afición, de los vecinos del barrio que partido tras partido llenaban las gradas del campo de fútbol. Cada viernes todo el barrio era testigo de los voladores lanzados desde las afueras del campo, haciendo saber que era una noche importante, era una noche de fútbol, era una noche de Añaza», cuenta con entusiasmo Sabrina, testimonio que apostilla el propio presidente, Aarón Vargas: «Aquí se han llegado a reunir hasta 1.500 personas que vinieron a animar al equipo».

Aarón, Moi y Lalo cuentan que, después de la experiencia de hace dos temporadas, a la siguiente decidieron formar dos equipos: Añaza A y B por la alta demanda de jugadores que quisieron sumarse al proyecto. Entre la plantilla del primer equipo, José, Lardín, kiki, Goku, Ramsés, Joan, Nau, Josua –que sigue ayudando al equipo lesionado–, Cono, Jonay y Yeray Montelongo... todos del barrio, a los que se suman también la plantilla del B, jugadores del barrio, que han estado ayudando al equipo A siempre que ha hecho falta.

Directiva, aficionados y vecinos no olvidan la entrega anónima de dos baluartes del club y, por ende, del barrio: Jaime Arrocha, fundador del Club, y el incansable Paco, el delegado que siempre ha estado ligado al club y que bien merece una estatua en el campo.

Este proyecto deportivo reflotado por Aarón y Moi cuenta con la solera de jugadores nacidos y criados en Añaza que han hecho carrera fuera como profesionales, caso de Cristo González, en el Arouca, de la Liga Portuguesa; Cherno Arévalo (Akritas Chlorakas e internacional con República de Guinea) o María José Pérez (del Costa Adeje Tenerife).

La Masia de Añaza

Lalo invita a Aarón a adelantar los proyectos de futuro que ya tiene en mente para la tercera campaña al frente del equipo. El primero, la puesta en marcha de la cantera, desde La Escuelita, el segundo, más ambicioso, inspirado en el mismísimo FC Barcelona. La Masia condal tendría su versión en Añaza con un piso para los dos o tres mejores jugadores a los que, a juicio del equipo técnico, proporcionarle todo tipo de facilidades para hacer carrera en el fútbol. «De haber tenido eso Lardín, hoy sería una figura nacional», porfía Lalo.

Aarón se conforma con que el Ayuntamiento cumpla su palabra y dote al campo de césped y lo acondicione con recursos básicos.

Mientras, Añaza vive un sueño. El barrio es de Categoría Preferente, un hito con el que Aarón considera saldada la confianza depositada en él por sus vecinos.