Educación

Acaba el curso escolar y arrancan los campamentos de verano de Santa Cruz

Un total de 861 niños de entre 3 y 12 años disfrutan de la oferta del ayuntamiento en los cinco distritos

Humberto Gonar

Humberto Gonar

1 de julio y primer día de clase en los campamentos de verano que ha puesto en marcha este año en los cinco distritos de la capital tinerfeña la concejala de Educación, Charín González, y que se prolongarán durante todo el mes. En la segunda jornada de las escuelas de verano, como prefiere denominarlas la responsable del área, el alcalde de Santa Cruz, José Manuel Bermúdez, visita la actividad que se desarrolla en el Colegio de Educación Infantil y Primaria Salamanca, en el distrito Centro.

La principal novedad de esta edición es que Educación capitanea la oferta, pues hasta ahora la organización de los campamentos de verano eran una iniciativa que se desarrollaban desde los distritos. Coincidiendo con las pasadas elecciones municipales se dejaron programados en los distritosCentro y Salud-La Salle, dirigidos por los concejales populares Guillermo Díaz Guerra y Carlos Tarife, mientras que en el resto de zonas de la capital no se desarrollaron el pasado verano.

Por este motivo, el regidor municipal encargó a la responsable de Educación que asumiera la organización de las escuelas de verano para toda la ciudad, a sabiendas de que no es una obligación del ayuntamiento sino un servicio que se presta para facilitar que las familias puedan conciliar su actividad laboral con la atención de sus hijos en la temporada estival, explica Bermúdez.

Aunque inicialmente estaban previstas 820 plazas, finalmente la demanda llevó a incrementar la oferta hasta las 861. «Pensábamos que iban a cubrir las plazas con creces y la aceptación ha sido tal que se han cubierto con creces», explica Pilar Rodríguez Machín, directora general de Políticas Sociales del Instituto Municipal de Atención Social (IMAS), que acompaña en la visita a la concejala responsable del área.

Son 861 plazas que se ofertan en diez colegios de Santa Cruz: tres en el distrito Suroeste –El Tablero, Santa María del Mar y Tíncer–, dos en el barrio de La Salud –Los Verodes y La Salud–, otros tantos en Ofra-Costa Sur –Vistabella y Las Delicias–, dos también en Anaga –María Jiménez y San Andrés– y uno en Centro-Ifara –caso del CEIP Salamanca–.

«Poco faltó para que este año se incluyera también el CEIP García Escámez», cuenta Pilar Rodríguez que, junto a la concejala de Educación y el alcalde, traza llevar a este centro las escuelas de verano de cara el próximo verano. El regidor recuerda que el referido centro de García Escámez es objeto de los remates el techado del patio.«Parece nuevo por el espacio que se ha cubierto y la arboleda que se localiza en un lateral», precisa la directora general de Políticas Sociales de Santa Cruz.

Un servicio por cuatro años

José Manuel Bermúdez y Charín González avanzan que la Concejalía de Educación trabajan ya en la convocatoria de un concurso para adjudicar de cara a los próximos cuatro años los campamentos. Eso sí, dado el éxito del poder de convocatoria en esta oportunidad se prevé que el número de plazas se redondeen en mil.

La concejala del IMAS muestra su satisfacción porque, a pesar de la alta demanda, se ha garantizado plaza para todos los padres y madres que trabajan, para facilitar precisamente la conciliación.

El servicio de las escuelas de verano que cubren todo el territorio municipal es esta ocasión ha sido encomendado a Ocide, empresa que cuenta con el aval de 25 años en la prestación de esta cobertura, como recuerda Óliver Herrera, uno de los padres de esta firma. Ha sido testigo de la evolución de los campamentos de verano en Santa Cruz, cuando eran una iniciativa que se desarrollaba desde la Concejalía de Deportes, hace más de veinte años, hasta que luego tomó el testigo el distrito Sureste hasta que poco a poco se ha implantado en toda la capital.

Óliver, junto a otro compañero, lleva la coordinación de los diez colegios donde se ofertan campamentos de verano, y cuenta con setenta monitores. De hecho, destacan la concejala del IMAS y la directora general de Políticas Sociales, una de las mejoras que hizo decantarse por la oferta de Ocide en el concurso público de licitación fue el incremento de tres monitores más sobre los que estaban fijados en el pliego.

A la puerta del CEIP Salamanca, al igual que sucede en los otros nueve colegios que acogen campamentos de verano, las instrucciones de uso de la escuela estival.Un decálogo con las normas que prohiben el uso de los teléfonos móviles o, más llamativo, «no se podrán traer animales al centro».

También se exhibe el detallado calendario, que arranca desde las siete de la mañana con la permanencia hasta las ocho y media, cuando se inicia la actividad lectiva con manualidades, educación en valores, deportes, tradiciones, actividades artísticas, juegos alternativos, naturaleza, música, apoyo en inglés... hasta las 13:30 horas. De ahí a las dos de la tarde, permanencia. En el campamento de verano también se oferta un tentempié a los niños y, entre las mejoras que favorecieron la contratación de Ocide, fiestas especiales todos los viernes del mes de julio: desde cine de verano, a fiesta del agua, búsqueda del tesoro y olimpiadas.

El alcalde explica la importancia de que la oferta combine entretener a los niños con inculcar valores y gestión de emociones.

Amaya, la coordinadora

Después de tres años participando como monitora de Ocide en el campamento de verano en Santa Cruz, Amaya -maestra de Educación Infantil y educadora en Valle Tabares los fines de semana- asume la coordinación esta edición de la programación en el CEIP Salamanca, donde cuenta con diez monitores para atender a 140 participantes que se dividen en cuatro grupos de infantil, cada uno con entre 13 y 14 pequeños, de edades comprendidas entre tres y cinco años; otros cuatro grupos medios –de seis a ocho años–, cada uno de 16 participantes y dos grupos de niños grandes, de diecisiete y dieciocho participantes, de edades comprendidas entre 10 y 12 años.

Las instalaciones del CEIP Salamanca ha transformado su gimnasio, el aula de música, los pasillos, la biblioteca, las canchas deportivas y el parque infantil. No hay clases en julio; en su lugar, un campamento de verano.