El HUC se convierte en referente en cirugía epiléptica para toda Canarias

Al menos un 10% de los pacientes con crisis y farmacorresistentes acceden a esta intervención 

Cada año se diagnostican entre 600 y 1.200 casos de epilepsia en el Archipiélago 

Los facultativos responsables de la unidad junto al gerente del HUC, Adasat Goya (centro).

Los facultativos responsables de la unidad junto al gerente del HUC, Adasat Goya (centro). / Andrés Gutiérrez

Verónica Pavés

Verónica Pavés

El Hospital Universitario de Canarias (HUC) se ha convertido en la unidad de referencia de cirugía epiléptica de Canarias. Un procedimiento con el que, al menos un 10% de los pacientes que sufren esta patología –los que ya no responden a los fármacos– pueden entrar a quirófano para extirpar una pequeña parte de su cerebro o implantar un marcapasos neuronal para lograr una importante mejora de su calidad de vida.

Esta unidad, en el que se integran profesionales de varias especialidades médicas y quirúrgicas así como enfermería, cuenta con una larga trayectoria que comienza en el año 2012. Desde entonces, estos especialistas tratan cada año a una veintena de pacientes que son beneficiarios de este tratamiento curativo. Un procedimiento que, sin embargo, está limitado a un bajo porcentaje de personas que sufren este problema de salud. «Calculamos que un 10% de todos pacientes pueden beneficiarse de la cirugía de la epilepsia», indica el neurólogo Dionisio García. 

El gerente del centro hospitalario ha insistido en que conseguir esta acreditación no ha sido fácil, y ha puesto en valor la responsabilidad que han tenido los responsables de la unidad para «tocar puertas» y permitir que se convierta en una realidad. 

La cirugía de la epilepsia consiste en la extracción del foco epiléptico, su aislamiento o, al menos, evitar la propagación de la descarga anormal a las áreas donde se manifiesta. Su finalidad es conseguir la curación de la epilepsia o desaparición de las crisis, y, si la evolución es positiva, la suspensión de la medicación antiepiléptica. Este procedimiento, además de seguro, ha demostrado ser muy efectivo. No en vano, en la mayoría de los casos esta intervención quirúrgica ayuda a controlar mejor la epilepsia, bien disminuyendo la frecuencia de crisis o la gravedad y riesgo de éstas. En un porcentaje algo menor, se ha constatado una curación total de los síntomas. 

Junto a la cirugía resectiva en epilepia –que consiste en extraer una pequeña parte del cerebro– en esta Unidad se realiza también cirugía para la implantación de estimuladores del nervio vago. Se trata de un dispositivo que se implanta de manera subcutánea en hemitorax izquierdo habitualmente a modo de «un marcapasos», y a través de un electrodo, que se conecta al nervio vago, envía un estímulo eléctrico semicontinuo a través de sustancia reticular ascendente, hacia el tálamo.

La estimulación del nervio vago es una técnica de carácter paliativa, no curativa, en pacientes con epilepsias farmacorresistentes, habitualmente con causas lesiones, estructurales, en muchas ocasiones postnatales, que no son candidatos a cirugía resectiva curativa. 

Según el estudio Epiberia, realizado por la Sociedad Española de Neurología sobre la prevalencia de la epilepsia en España, unas 578.000 personas en España sufrirán la enfermedad a lo largo de su vida; 225.000 personas han padecido crisis epilépticas en los últimos 5 años, y cada año se detectan entre 12.400 y 22.000 nuevos casos en todo el país. La incidencia (entre 31 y 57 casos por cada 100.000 habitantes) es similar en Canarias, lo que significa que cada año se diagnostican entre 600 y 1.200 casos en el Archipiélago.  

Este procedimiento, sin embargo, solo está indicado para aquellos pacientes farmacarresistentes, que suponen alrededor del 30% de los afectados. Pero incluso en ese caso, hay muchos que no pueden acceder a ninguna de las dos opciones. «Nuestro trabajo es asistirlos para mejorar su calidad de vida y tratar de dejarlos con las crisis más leves», insistió García.

Los facultativos admitieron en que el conjunto de casos que pueden acceder a este tratamiento son pequeños, pero destacaron que es una fórmula ideal para mejorar la calidad de vida, por lo que siempre optan por evaluar a todos los pacientes para ver si son susceptibles de recibir este tratamiento. 

La unidad cuenta con la consulta monográfica y la unidad de monitorización video-eeg. Esta última es una habitación adaptada, con la presencia de un equipo de electroencefalografía de 128 canales, que permite el registro de la clínica del paciente y la actividad electroencefalográfica durante un período de tiempo variable según la indicación empleada. Este equipo permite monitorizar a dos pacientes de lunes a domingo para registrar sus crisis y así llegar a un mejor diagnóstico de los episodios. A ello se dedica el equipo de enfermería. El supervisor de cirugía, Manuel Rosa,puso en valor el trabajo de las 5 enfermeras de la unidad y destacó que muchas veces el seguimiento de estos pacientes puede ser de hasta «tres días seguidos, durante 24 horas al día».

Durante el año pasado, la unidad monitorizó a través de video-EEG a 67 pacientes, de los cuales catorce fueron crisis no epilépticas y diecisiete epilépticas. Doce eran menores de edad, y se han atendido incluso a pacientes de otras islas.

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