El 95% de los migrantes subsaharianos se quedan en sus países vecinos

Tres de los estados preferidos para establecerse en son Senegal, Costa de Marfil o Ghana

Mesa Redonda de Cruz Roja sobre migraciones en África

Mesa Redonda de Cruz Roja sobre migraciones en África / María Pisaca

El 95% de las personas que migran en el África subsahariana se quedan en países vecinos. Es decir, que sólo el 5% restante llega a las costas de Senegal, Mauritania, Marruecos o Libia para tratar de llegar a la Unión Europea por vía marítima de forma irregular, bien a través de la llamada Ruta Canaria, del Estrecho o de la Mediterránea.

Éste es un ejemplo de la magnitud de los movimientos de ciudadanos subsaharianos que buscan abandonar el lugar en el que nacieron y crecieron por diferentes circunstancias.

Así se plasmó en una de las ponencias ofrecidas en la Mesa Redonda de Cruz Roja sobre Migraciones en África, que se han celebrado este miércoles en la Presidencia del Gobierno de Canarias en Santa Cruz de Tenerife, con la presencia de ponentes y asistentes procedentes de diferentes países.

Pablo Estévez Mangas, responsable de la Unidad África de Cruz Roja Española, explicó que «tenemos que ser conscientes que el fenómeno migratorio responde a múltiples factores».

Si antiguamente en esta realidad influían dos o tres elementos clave, «ahora es muy difícil entender este fenómeno sin tener en cuenta que hablamos de países que están expuestos» a diferentes circunstancias.

Estévez mencionó, por ejemplo, crisis y a conflictos armados internos o donde las personas también son objeto de violencia en muchas zonas rurales por parte de grupos armados, no regulares o autoproclamados que tienen que ver con las debilidades de algunas administraciones públicas para hacer frente a los derechos y a las necesidades de la población.

Pero también señaló los conflictos geopolíticos globales, que tienen un impacto también en algunos de estos países subsaharianos, así como de los llamados migrantes climáticos, que tienen que ver, por ejemplo, con el cambio de la estacionalidad de las lluvias en algunos países, donde se registra una desertificación de la tierra y donde hay tensiones intercomunitarias por el control de las zonas fértiles, que generan también ciertas tensiones entre etnias que son de origen pastoral y otras de procedencia agrícola.

En opinión de Estévez, ese conjunto de realidades provoca una presión demográfica sobre las áreas fértiles, que tensiona la sociedad. Y a estas situaciones se debe añadir la crisis económica global y con procesos de inflación que inciden en esos países. «No olvidemos que, por ejemplo, Ucrania es uno de los principales proveedores de grano de muchos de los países subsaharianos y de la región del Sahel, y, evidentemente, el conflicto (entre Rusia y Ucrania) supuso un aumento de los precios, por lo que hay un acceso más restringido en productos básicos, que genera una crisis económica», apunta el responsable de la Unidad África de Cruz Roja Española.

A juicio de Estévez, «todos esos componentes combinados es lo que hace que la gente busque una salida y ejerzan lo que para Cruz Roja es el derecho a migrar y a buscar una vida mejor».

Piensa que, obviamente, esa tendencia global y esas crisis multifactoriales nos invitan a pensar que el proceso migratorio va a continuar.

Por eso, defiende que se requieren de esfuerzos comunes, tanto en los países de origen como de recepción, para atender a todos esos factores.

Confirma que es verdad que la situación geopolítica global dificulta la actuación e intenta llevar el foco a aspectos que desde Cruz Roja Española «creemos que debemos abordar, centrándonos en la persona; nosotros trabajamos por y para las personas».

Apunta que la misión de la ong es evitar el sufrimiento de las personas, acompañarlas en el fenómeno migratorio desde el punto de vista de gozar de la seguridad, de un trato humano y una dignidad; «y en el caso de Cruz Roja a nivel nacional acoger y dar un refugio» para esos migrantes.

«Y luego es trabajo de la administración pública determinar los canales y las acciones concretas para ofrecer una respuesta a las necesidades de esas personas», indicó el representante de la entidad humanitaria.

Por ahora, Cruz Roja desconoce los datos concretos o fiables sobre cuántos migrantes que llegan a España se quedan en el país o prosiguen su viaje hacia otros países de la Unión Europea.

Sin embargo, Estévez menciona que el 95% de los migrantes subsaharianos se quedan en países vecinos a los de su origen, aunque desde Europa se tenga otra percepción. A esa realidad se debe que, por ejemplo, en Costa de Marfil haya cinco millones de malienses. Evidentemente, existen países vecinos que gozan de una mayor capacidad y estabilidad socioeconómica y política, como pueden ser Senegal o Costa de Marfil, ambos francófonos, y, en menor medida, Ghana, un estado anglófono. Todos ellos ejercen como polos de atracción demográfica en la subregión del Sahel.

En esa circunstancia influye, por ejemplo, que tengan salida al mar y puedan desarrollar mejor la importación y exportación de productos comerciales.

La realidad contraria la tienen, por ejemplo, Mali, Burkina Faso o Níger, que, además, están sufriendo ahora un proceso de desestabilización política interna complejo, que complica sus relaciones internacionales y, por tanto, dificulta las acciones en términos de cooperación.

«Creo que la opinión pública debería ser consciente de que el proceso migratorio principal se produce entre países vecinos; y que aquí es verdad que tenemos un desafío grande como sociedad civil y, en el caso de Cruz Roja, como titular de responsabilidades», apuntó Estévez.

Insiste en que la crisis económica de ciertos países y las situaciones que se puedan estar produciendo en negociaciones con la Unión Europea no deberían afectar de forma negativa a la población civil. Y es que ya se percibe que, respecto a algunos países, se ha reducido la ayuda de cooperación al desarrollo.

Cabe recordar que los golpes militares que se han producido en Mali, Burkina Faso o Níger, junto con la irrupción de otros actores internacionales en la zona, han provocado que Francia, por ejemplo, haya dejado de ser socio prioritario y que dicho país europeo adopte decisiones en consecuencia a la hora de aportar ayuda económica al desarrollo.

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