Hasta un Premio Canarias de Literatura en la vigilia por el árbol talado en el parque García Sanabria

«¡Menos mal que alguien protesta por esto!». Con esta frase celebró una vecina la concentración de medio centenar de personas que secundaron la vigilia por el eucalipto talado en el parque García Sanabria, justo frente al reloj de flores, después de que una rama cayera sobre un turista.

De forma anónima, poco después de la seis de la tarde se colocaron junto a la poceta donde estuvo el árbol, algunos de luto y con una vestimenta más propia del entierro de la sardina, sin que le faltara sombrero y hasta velo, y sobre tu pecho se podía leer en un cartel: «Cuidar y podar si, talar, no». Entre los participantes, desde Cecilia Domínguez, Premio Canarias de Literatura 2015, al que fuera alto funcionario Juan Antonio Núñez.

La ceremonia comenzó cuando una vecina, megáfono en ristre, prestó su voz al eucalipto podado, para recordar, en primera persona, que sobrevivió al Delta y a la riada, a olas de calor, calima y hasta la remodelación del parque donde desaparecieron decenas de ejemplares, recriminó. «Incluso llegué a sobrevivir a la desidia de alcaldes, concejales y jardineros».

La voz del árbol talado recriminó que se ninguneara el informe que recuperaba reducir altura y se prefiera quitarlo, para pronunciar sus últimas palabras: que nadie nos maltrate –a los árboles– y nos sentencie a muerte, entre gritos de «Bermúdez dimite, genocida ambiental».