Las algas asiáticas invasoras se expanden por las costas de Canarias

Esta especie invasora ya se ha encontrado en Granadilla y Radazul

Esta especie invasora puede provocar problemas en los ecosistemas y mermar la producción pesquera

Varios ejemplares de alga asiática (Rugulopteryx okamurae) recogidos de la costa de Gran Canaria.

Varios ejemplares de alga asiática (Rugulopteryx okamurae) recogidos de la costa de Gran Canaria. / ULPGC

Verónica Pavés

Verónica Pavés

Las algas asiáticas (Rugulopteryx okamurae) llegaron a Canarias en 2022 y desde entonces han construido un auténtico hogar en el Archipiélago. Las costas de Taliarte, Arinaga, Mogán y sardina del norte, en Gran Canaria y Granadilla y Radazul en Tenerife, están plagadas de esta especie que amenaza la biodiversidad marina del archipiélago y la producción pesquera. 

En 2015 Rugulopteryx en España empezó por el Estrecho de Gibraltar, que permitió que esta alga se asentara plácidamente en las costas gaditanas y ceutíes. En 2022 hizo aparición en las costas canarias, causando un gran revuelo en la comunidad científica. "Apenas unos meses antes nos habían advertido en un congreso que precisamente podrían aparecer cerca del Muelle Pesquero de San Cristóbal en Gran Canaria y no se equivocaron", relata Emilio Soler, investigador del Observatorio Canario de Algas Nocivas y doctor en ciencias del mar por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC). 

Desde entonces esta especie se ha expandido por varios puntos del Archipiélago y su dispersión es exponencial. Es un alga muy singular, que presenta grupos de ramificaciones que pueden alcanzar los 30 centímetros de longitud y posee una gran capacidad de adaptación, tanto a las distintas temperaturas de las aguas como a la falta de iluminación en las profundidades marinas. Por todo ello, resulta complicado erradicar su expansión por las costas del Estrecho de Gibraltar y por el mar Mediterráneo. Además, "como no es palatable, los peces no lo consumen", como insiste Soler. A lo que se añade que "tienen una capacidad de reproducción muy eficiente".

Los investigadores creen que su rápida expansión tiene que ver con los barcos de recreo que van de "puertito en puertito" con estas macroalgas adheridas a su carena como polizones. También con la pesca. "Muchos pescadores recogen sin maldad estas algas del mar y al limpiarlas las depositan en otro lugar", afirma Soler. 

Este trasiego es muy peligroso, pues la capacidad que tiene para reproducirse es mucho mayor que el de las especies autóctonas, generando que estas algas nativas acaben desapareciendo. Su aparición genera un efecto mariposa: desaparecen otras especies, desciende la biodiversidad y se pierde el funcionamiento del ecosistema. "Además, tiene un efecto social, pues la pesca de bajura se reduce muchísimo", insiste Soler. 

El Gobierno de Canarias, a través de la Red de Especies Exóticas (RedExos), vigila la aparición de esta especie en distintos lugares del Archipiélago. 

Esta alga está causando estragos en las actividades turísticas y pesqueras de las provincias de Málaga, Cádiz y en la ciudad autónoma de Ceuta, además de llevar varios años causando graves problemas ambientales en el Estrecho de Gibraltar, donde se han llegado a retirar más de 10.000 toneladas, generando costes económicos de hasta 400.000 euros.

Búsqueda de soluciones

A tenor de los daños que la aparición de esta alga está provocando en diversos ecosistemas marinos de España, distintos investigadores están buscando soluciones imaginativas que permitan limitar su expansión, sus efectos en el medio o,  incluso acabar con ella. "No es fácil, pues es como el rabo de gato, si la mueves coloniza rápidamente otro lugar", insiste Soler. 

Un reciente estudio sugiere que el erizo de mar puede ser un aliado para acabar con esta especie invasora. Un grupo del Instituto de Investigación y Formación Agraria, Pesquera y Alimentaria (IFAPA) ha conseguido que el erizo incluya en su dieta a la Rugulopteryx okamurae.

Los investigadores trabajan en esta línea desde 2021, primero en unos estanques donde comprobaron que los erizos sobrevivían a una dieta de alga asiática. Y después recogiendo muestras en el litoral de Sotogrande (Cádiz), donde el alga vive desde 2016; de La Herradura (2019) y Almería (2022).

"Tras diseccionar los estómagos y con herramientas genéticas comprobamos que consume esa alga en el medio natural, sin tener preferencias, come de las que haya y en la misma proporción", apunta Ismael Hachero, del IFAPA, que se alía con investigadores del Instituto de Ciencias Marinas y las universidades de Cádiz y Almería. 

Para Soler, sin embargo, este estudio no tiene en cuenta todas las idiosincrasias propias del animal. "Se trata de una investigación en laboratorio, los erizos no se alimentan de marna natural de Rugulopteryx okamurae, pero si se tienen que enfrentar a la inanición, comerán cualquier cosa", insiste. 

La investigación andaluza también pretende estudiar qué hacer con las arribazones de algas que quedan en las playas. El principal resultado es el uso como abono para invernaderos, previa mezcla con restos vegetales terrestres. El trabajo de la investigadora Mariluz Segura, del IFAPA de La Mojonera (Almería), ha comprobado que es nutritivo tras probarlo el año pasado en cultivo de calabacín y pepino. 

Sin embargo, esto último también podría ser peligroso y, de hecho, "está absolutamente prohibido". El Catálogo español de especies exóticas invasoras deja establecido que este tipo de especies exóticas no se deben utilizar en otras actividades , ya que puede llevar a una dispersión no deseada. "Si lo usas para abono lo que se hace es dispersarla, en estos casos lo mejor es no tocarla", insiste. 

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