CD Tenerife

Trituradora de entrenadores: casi la mitad de equipos de Segunda han cambiado de técnico en la 23/24

El Tenerife permanece impasible al tsunami de destituciones y prevé mantener a Garitano hasta el final

Calero saluda a Asier Garitano en el Tenerife-Cartagena.

Calero saluda a Asier Garitano en el Tenerife-Cartagena. / LaLiga

Manoj Daswani

Manoj Daswani

Una trituradora de entrenadores. La Segunda División se ha convertido en una de las competiciones de Europa más propensa a los relevos en los banquillos. Hasta la fecha, prácticamente la mitad de los equipos del campeonato de plata han apretado el botón rojo del cambio de técnico, algunos incluso en más de una ocasión. Abrió la veda justamente el próximo rival del CD Tenerife, que aparcó su apuesta por Álvaro Cervera para encomendarse a Luis Carrión tras la séptima jornada. Ha sido el del Real Oviedo uno de los relevos que mejor ha funcionado, hasta el punto que los carbayones han ganado 14 posiciones en la tabla clasificatoria.

Aluvión de cambios

Las urgencias, las expectativas no cumplidas, la falta de confianza en los profesionales inicialmente escogidos (alguno incluso con contrato de larga duración), la mala atmósfera o el riesgo a no cubrir los objetivos previstos han sido algunas de las causas que han esgrimido los distintos equipos de la Hypermotion que han optado por el despido de sus respectivos timoneles. Tras el Oviedo, siguieron la misma vía Cartagena, Huesca, Espanyol (dos veces), Real Zaragoza (otras dos), Alcorcón, Amorebieta, Levante, Andorra y Albacete Balompié. Atodos ellos podría unirse el Eldense, que ha dado un ultimátum a Fernando Estévez tras concatenar su quinta derrota consecutiva.

Un milagro en Cartagonova

El mejor ejemplo de que un cambio a tiempo puede agitar el ánimo del equipo y del entorno, los resultados y hasta la perspectiva de futuro de un club es el del Cartagena. Con críticas por momentos feroces a la directiva, a la que se acusó de inacción o de dejar morir a la institución, el equipo blanquinegro parecía desahuciado cuando aún lo entrenaba Víctor Sánchez del Amo. Incluso algunas semanas después, pues la apuesta por Julián Calero (ex del Burgos) no tuvo efectos inmediatos. Sí después, hasta lograr el de Parla una reacción casi milagrosa. El equipo del Cartagonova abandonó primero el farolillo rojo, a continuación la penúltima posición y de forma absolutamente sorprendente también los puestos de descenso. Su última proeza ha sido tumbar al Oviedo y ubicarse decimosexto.

Dobles despidos

Los relevos en el banquillo no son un recurso exclusivo de los equipos que habitan en la zona peligrosa. Los activaron también el Real Zaragoza cuando aún estaba en la zona tibia de la clasificación (13º) y el Espanyol cuando era quinto con Luis García. En ambos casos, las urgencias de dos clubes históricos y sobre todo la falsa expectativa que generó el sólido liderato maño en las primeras jornadas abocaron a sus respectivos dirigentes a formalizar hasta dos destituciones. La más inesperada, la de Luis Miguel Ramis, que tenía a los de Cornellá terceros cuando le comunicaron su salida.

De distinta naturaleza

Muchos equipos se han topado con un problema de marca mayor a la hora de prescindir de sus respectivos preparadores: la falta de relevos de garantías en el mercado nacional. La legislación vigente impide a un entrenador dirigir a dos equipos de LaLiga en un mismo curso, así que las opciones donde elegir eran reducidas. De ahí que algunos como el Espanyol optasen por no ir demasiado lejos para elegir entrenador y se decidiesen por promocionar al del B (Manolo González). Más extraño es el caso del Levante, que bajó al verde a su director deportivo, Felipe Miñambres, pero con la premisa de que el astorgano regresará a los despachos una vez finalice el presente curso liguero.

De filiales

Dos de los equipos que movieron ficha se fijaron en entrenadores en evidente progresión y que estaban trabajando para dos filiales en categoría inferior. Un entrenador sin mucho nombre era Alberto González, que pasó del Betis Bal Albacete. Más recorrido y reputación a escala nacional tenía Antonio Hidalgo, el revulsivo perfecto para un Huesca que cotizaba a la baja con Ziganda;y que el de Granollers ha revitalizado. Tal ha sido el impacto de su trabajo en El Alcoraz que otros equipos ya se han fijado en el catalán con vistas al curso que viene.

El Tenerife, rara avis

Y frente a tantos cambios en tan diferentes banquillos y latitudes del campeonato de plata, en el representativo se apostó –y se seguirá haciendo, salvo giro inesperado– por la estabilidad o la inacción, según se mire. Una segunda vuelta estropitosa, con una serie larguísima de decepciones a domicilio (tres puntos de 21 en las salidas a la Península del equipo blanquiazul), una sequía histórica de goles y una regresión evidente –del liderato al puesto 13– no han bastado para mover de su silla a Asier Garitano, ratificado por el presidente y el máximo accionista hasta el 2 de junio, fecha del último partido liguero. No renovará su contrato, pero cumplirá hasta el cierre. Un técnico sin apenas apoyos, víctima de sus propios resultados pero resistente al tsunami de cambios en esta Segunda de banquillos calientes. Más que nunca.