Casa Real

Felipe VI renueva en Zaragoza su compromiso con España con Letizia y Leonor de testigos

El monarca y sus compañeros de promoción conmemoran el 40 aniversario de su estancia en la institución

Felipe VI jura bandera por tercera vez en la Academia Militar de Zaragoza

Lucía Feijoo Viera / PI STUDIO

Eva García

Con más canas, más años y un estatus diferente al de hace cuatro décadas pero con la misma ilusión que entonces, Felipe VI ha vuelto esta mañana a jurar bandera junto a sus 220 compañeros con motivo del 40º aniversario de su paso por la Academia General Militar (AGM). Quizá ha habido más nervios porque aquella primera vez era un joven príncipe adolescente y hoy lo hizo convertido en Rey de España, con la presencia en el palco de la reina Letizia acompañándole en el acto, y con una testigo de excepción, la princesa de Asturias, Leonor, situada entre los más de 800 cadetes que llenaban el patio de armas.

Al tratarse de un acto exclusivamente castrense, no hubo representación ni del Ministerio de Defensa ni tampoco del Gobierno de Aragón y sí muchas familias, las de aquellos que compartieron formación con Felipe. Recibido con el himno nacional, el rey pasó revista a todas las unidades, también a la de su hija. Luego ya con Letizia también pasó por delante de los 800 cadetes. A diferencia de él, ella sí que buscó entre los jóvenes la mirada de su hija, que no ocupó un lugar destacado entre sus compañeros.

El monarca fue el segundo en besar la bandera. El primero, Eduardo Diz Monge, número uno de la promoción 44 de la General (como se refirieron en varias ocasiones a la AGM), que fue el encargado de ofrecer la bandera uno a uno a todos los militares. El segundo Felipe, él solo igual que Leonor lo hizo hace ya siete meses. Salió de su puesto en primera fila con paso firme y tras el saludo militar, se quitó la gorra y besó la bandera entre aplausos. La enseña, la misma que mandó fabricar la reina María Cristina allá por 1856, la misma que han besado más de 30.000 estudiantes.

A continuación, el rey se dirigió a la tribuna donde fue recibido con una sonrisa de la reina y desde allí presidió el acto de rejura de todos sus compañeros, mandos en la actualidad de los tres Ejércitos y de la Guardia Civil. Los últimos en desfilar las viudas y los hijos de los fallecidos de la promoción.

No hubo palabras del rey. En nombre del grupo tomó la palabra el capitán general de la UME, Francisco Javier Marcos Izquierdo, el militar más alta graduación de la promoción. «Hay lugares que permanecen en el corazón y esta Academia es uno de esos lugares porque aquí hace 40 años hicimos algo grande, comprometernos con España», recordó y en referencia a los Reyes les agradeció «que hayáis querido estar con vuestra promoción» .

Para Marcos, esta rejura fue un «acontecimiento único para la historia de la Academia, de la monarquía y de España» por esa privilegiada coincidencia de tener a padre e hija, monarca y princesa en la Academia. Ese beso a la bandera es un «gesto universal con el que estos 220 hijos de España hemos vuelto a manifestar nuestro amor a la patria», contó, para añadir después que a pesar de ser un momento fugaz, se «nos ha acelerado el corazón» porque es «como besar el corazón de España». También hizo referencia al «sentimiento de pertenencia» y a la «verdadera vocación de servicio que no es la de entregar cosas, sino la de entregarse».

Hubo palabras de cariño a Zaragoza que «siempre nos acogió aquellas tardes de sábado y domingo tras superar la semana cruzábamos el patio y la puerta para salir de la Academia» y también para los valores que unen a las dos generaciones, la «lealtad al rey, la defensa de España y los valores y principios de la Constitución». Y a los estudiantes les invitó a «aprovechad cada minuto en esta casa y una vez egresados mantened viva la llama de la vocación».

El último en tomar la palabra fue el director de la AGM, Manuel Pérez López, quien aseguró que la hornada del rey debe ser un «espejo» donde mirarse los más jóvenes porque «habéis vuelto con la misma ilusión que hace 40 años» con el compañerismo que «aprendisteis en la General» como bandera.

Con un desfile por la avenida de todos los estudiantes, con Leonor arropada entre sus compañeros, terminó el acto. Es la tercera vez que Felipe VI jura la bandera en Zaragoza. Lo hizo hace 40 años, en el 25º aniversario de su promoción y lo hará dentro de 10, cuando se cumpla medio siglo de su estancia en la General.

Las familias, con «un pañuelo en la mano»

Las familias y los compañeros de promoción de Felipe VI también han vivido la jornada con «mucha emoción», explicaba Valentín Olombrada, que reconocía que en Zaragoza «aprendimos valores como el compañerismo, la lealtad y el sacrificio» que no han olvidado durante estos cuarenta años. Junto a él, su familia (mujer e hija) contaba que el acto lo habían pasado «con un pañuelo en la mano» ya que la emoción había aparecido en varias ocasiones. Sobre todo, en el momento de esa rejura de bandera. También Juan Carlos Acién ha descrito el día como «emocionante», sobre todo la experiencia de «revivir esta jura», aseguraba junto a su mujer, Paloma, ambos gaditanos, aunque ahora residen en Madrid. En estos 40 años, los compañeros de Felipe VI no han perdido el contacto y suelen reunirse de vez en cuando, aunque en muchas ocasiones lo hacen por zonas si las obligaciones lo permiten.

Esta mañana las familias han querido arropar desde primera hora de la mañana a los verdaderos protagonistas del acto, a esos 220 profesionales que hace 40 años juraron la bandera por primera vez. Por eso han sido aplaudidos durante el beso, buscado miradas cómplices y, al final del acto, tras el desfile, llamados para darles de nuevo la enhorabuena.