Óbito | Muere el segundo alcalde de la Democracia de Santa Cruz

Santa Cruz despide al alcalde que conquistó Cabo Llanos y ‘acercó’ la ciudad al Sur

Trabajador y con inteligencia inusual, del regidor se elogia su impulso a la cocapital de Canarias

José Emilio García Gómez, en el que fue su despacho como alcalde, con el general Gutiérrez de fondo.

José Emilio García Gómez, en el que fue su despacho como alcalde, con el general Gutiérrez de fondo. / El Día

Humberto Gonar

Humberto Gonar

«Tras ese ceño fruncido tuyo se escondía un extraordinario sentido del humor, una gran timidez y una inmensa ternura. Exigente con los tuyos, comprensivo con los adversarios, y en el fondo generoso con todos. Ese fuiste tú, el alcalde sin carisma que más carisma regaló a Santa Cruz». Así define César Toledo, jefe de prensa de José Emilio García Gómez (Santa Cruz de Tenerife, 1942-2024) cuando fue alcalde chicharrero, a quien muchos consideran el ‘culpable’ de que la ciudad ganara a la Refinería los primeros 250.000 metros cuadrados en su conquista de Cabo-Llanos, o el desarrollo de la avenida penetración que acercó Santa Cruz al Sur, la reposición de viviendas en los barrios de Santa Clara, San Pío y San Antonio... Y tuvo otro compañero de viaje de lujo, Adán Martín Menis, en un equipo que capitaneó Manuel Hermoso Rojas desde los primeros años de la Democracia.

En el día después del fallecimiento de García Gómez, diferentes exponentes de la vida política y social ensalzan la herencia que dejó para Santa Cruz cuando la noche del pasado jueves falleció en su domicilio familiar. Este mediodía se celebrará en el tanatorio Santa Lastenia su entierro.

«José Emilio trabajó, siempre, en la defensa y el avance de esta tierra a, la que tanto amó. Fue un hombre comprometido con sus vecinos y un alcalde con una gran visión de futuro para la capital», destacó el actual regidor municipal de Santa Cruz, José Manuel Bermúdez, mientras la exalcaldesa por el PSOE, Patricia Hernández, agradeció la herencia recibida de García Gómez: «recorremos las calles que conquistó para la ciudad en Cabo-Llanos».

José Carlos Acha, consejero de Cultura del Cabildo de Tenerife por el PP, considera al exalcalde como una figura clave para el desarrollo de la ciudad actual entre el inicio que impulsó Manuel Hermoso y el proceso culminado luego por Miguel Zerolo.

No se distinguió por las medias tintas; detrás de su presencia brusca, había una ‘persona muy tierna’

José Emilio hizo posible que Santa Cruz ‘saltara’ la avenida Tres de Mayo, sentencia César Toledo, mientras Maribel Oñate, ‘mano derecha’ de García Gómez durante su etapa al frente del Ayuntamiento, explica que «hay personas que tejen el día a día de una ciudad pero hay otras que por su capacidad y visión sí tienen poder, pueden cambiar e impulsarla mejorando su historia: Antonio Gutiérrez, José Murphy, García Sanabria, la generación de 1850 a 1900 –unos años de oro para Santa Cruz por los magníficos personajes de esos años, con Gabinete Instructivo–. Yo a José Emilio lo pongo en estos grupos».

Doris Merino, periodista de El Día que cubría información local a comienzo de los años noventa, define a José Emilio como un político elegante. Un auténtico señor. Objetivo y de fiar», cuando no tenía nada que ganar porque disfrutaba de una acomodada situación al frente de su laboratorio y como médico en el Hospital del Tórax, hasta el punto de colocar a Tenerife como referente de congresos nacionales de Biopatología.

Si el alcalde Hermoso vertebró los barrios e impulsó el lado más humano del municipio, desde el deporte, la cultura, la fiesta, Santa Cruz dio el salto de ciudad a la capital, explicó la periodista que por aquella época cubría información local en La Opinión de Tenerife Cristina García Maffiotte. García Gómez se propuso despertar a la Bella Durmiente –como se refería a Santa Cruz– desde programas de dinamización como Santa Cruz Viva para elevar la categoría de la cocapital de Canarias

‘Hechos y no palabras’ no sólo fue el libro que elaboró César Toledo con la labor del alcalde García Gómez , sino que define, según Maffiotte, al fallecido. «En 1992 aprobó el primer Plan General de Santa Cruz desde 1957» en una etapa que se ganaron nuevos espacios, cono el Parque Bulevar, la mejora en barrios y reposición de canalizaciones.

Pero si algo llamaba la atención de García Gómez, y todos coinciden en eso, es el conocimiento pormenorizado de Santa Cruz. «Tenía la ciudad en la cabeza y sabía quién vivía en cada casa, las familias y las cuitas». Un enamorado de Santa Cruz y su historia.

Oñate explica que José Emilio cursó Medicina, y se especializó como analista, para seguir al frente del laboratorio que regentaba su padre, José García López, en la plaza Ireneo –donde tenía su domicilio–, lo que no ocultó su «gran vocación urbanística». Y hasta descubre el lado más oculto de la vida pública de este gestor: disfrutar de su familia y amigos en su casa de Guamasa disfrutando de la conversación, con unas garbanzas o con un pacharán, cuando no estaba en su sillón rodeado de sus libros de historia. Siempre le movió su curiosidad.

Emilio Atiénzar, compañero desde la trinchera en la antigua ATI antes de que García Gómez diera el salto al PP después de que sus compañeros lo descabalgaran de la carrera electoral en sustitución de Miguel Zerolo, elogia la capacidad mental de este médico analista, lo que considera una constante en los profesionales de este sector que favorece su vocación política, al referirse a Manuel Parejo, otro de los integrantes de aquella generación. De nuevo, una afirmación constante: «tenía Santa Cruz en la cabeza», para poner en valor que incluso cuando estuvo en la oposición municipal, en su regreso a la Casa de los Dragos, buscó puntos de encuentro con el tranvía de Ricardo Melchior, defensor a ultranza desde la Presidencia del Cabildo.

Manuel Hermoso elogia de García Gómez esa vocación de servicio y altura de mira, poniendo la ciudad por encima de ideales políticos, lo que permitió que en el primer mandato municipal de la Democracia fuera realidad aquel gobierno de concentración lo que se tradujo en frutos en esa etapa de tanta dificultad. La gestión política no fue un camino de rosas para José Emilio García Gómez: en la mente de los vecinos de El Toscal, la fotografía publicada del alcalde inmortalizando el derribo de la ciudad juvenil, con pantuflas mientras las palas se cebaban con la OJE. Para unos, un templo dinamizador de la juventud desde el deporte y la cultura; para otros, un adefesio que había que desterrar para ‘higienizar’ y modernizar esa zona a mitad de camino entre La Rosa y El Pilar. En su lugar se levanta hoy el Parque Bulevar y la sede de La Caixa. 

Emilio Alsina, en quien García Gómez confió la Concejalía de Servicios Públicos, advierte que su intervención con la Ciudad Juvenil se topó con incomprensión de la ciudadana cuando pretendió sanear el deterioro de la zona. Más quebraderos de cabeza le provocó las críticas por la Ciudad Juvenil que las declaraciones ante los tribunales por el ‘caso Las Teresitas’, del que quedó excluido.

García Gómez no se distinguió por las medias tintas. Más allá de su apariencia brusca, una persona muy tierna, pone en valor Oñate. Pero no le tembló el pulso para decretar la quiebra técnica en las arcas públicas, lo que se tradujo en suspensión de pago y en la contratación de Andersen Consulting que permitió reflotar el ayuntamiento y adoptar una estructura municipal que permitió que Santa Cruz pasara de ciudad a capital.

El periodista Jorge Bethencourt, quien fuera jefe de prensa de Hermoso durante su etapa en la Alcaldía, define a García Gómez como un tecnócrata, que era práctico y ejecutaba sus proyectos sin los condicionantes actuales que impedirían llevarlos a término. «José Emilio no era un hombre de partido sino que se movía preocupado por los ciudadanos; no era de la ATI de la plaza de Los Patos», como se refería Paulino Rivero, en su etapa como secretario de Organización del germen nacionalista.

El alcalde que trajo a Santa Cruz de Tenerife a la Virgen de Candelaria con motivo del quinto centenario de la ciudad dejó la política sin obviar la historia y la evolución de la ciudad que le vio nacer. Padre de cuatro hijos, encontró en Pilar Vázquez su compañera de vida que le permitió entregarse a la capital que saneó, modernizó y tanto amó.